Glorioso D de Industriales 53
R.C. Colmenar Viejo 35

Es lo que tiene hacer la crónica del Glorioso cada semana sin que nadie te dé el relevo: la inspiración flaquea, se te agotan los títulos ocurrentes y simpaticones y terminas poniendo cualquier cosa, incluso un título en catalán (cap i cuacabeza y cola dit en la llengua del Pompeu Fabra, que también era de Industriales).

Pero el título viene a cuento, por la relativa rareza de los números capicúas y para rarezas las que pudieron verse este pasado sábado en el Cantizal: un festival de juego a la mano y ensayos que ofreció el Glorioso a sus incondicionales que creían estar viviendo una mezcla de Rugby champán de los 80 con el juego de los Sharks de Durban. Palabra.

La cita era el sábado (otro más) 2 de febrero a las 10:30 en el Cantizal de Las Rozas, para cerrar la primera fase de la muy honorable 3ª regional B madrileña con los chavales del RC Colmenar Viejo, autodenominados Canteros, rudo nickname  deportivo que evoca dureza y fortaleza en la línea de los Steelers de Pittsburg y otros similares. Molar, mola más que Colmeneros

Como sabrá el lector avisado, se  trata de un equipo de reciente creación con el que nos medimos la pasada temporada y que rendía visita a nuestra plaza por primera vez por lo que tanto Nacho Borrull como Luis Spity se esmeraron para plantear una convocatoria de gala, electrónica y sin tachones,  que pudiera darles un recibimiento adecuado. El im-presionante (en dos palabras) resultado de este esfuerzo fue el siguiente: Carlos Hulk, Quique Gil y PPpili, en la primera línea; Chucho y Juan Rodrígo de segundas; Don Paolo ©, Nacho Monter y Álvaro Oliver de terceras, dirigidos todos ellos por Dani Mingo; en la línea, Lorenzo Chupao daba juego a una potente pero desequilibrada (en centímetros) pareja de centros formada por Lodie Marcial Van Staden y Pablo Maura y al trio de atrás integrado por Theodoremultiusos León, José Luís Niño de Aranda Martín e Ignacio El Jefe Fusterín.

En el banquillo con cierta inquietud y creciente frio, soportando vientos y neviscas, Alfredo rookie-en-el-D Crespo (que según el acta no llegó a salir y cuya restante filiación desconocemos), Miguel MMManodepiedra Salas, Perico Jack Ruiz, Angelote Alcaide, Chema El Hombre de Boston Guio y Edu Burgos; también en la banda pero algo más abrigados, el habitual público del Glorioso entre los que podemos citar a .Gon de Vega, Rafuto Prejubilado de Santiago, Antonio Gibaja y algunos otros que se esforzaron por animar el cotarro, fuera por afisión o para entrar en calor.

El contrario, justos de convocatoria (17) y de trapío, pero animosos y sobrados de velocidad y condición física, venían dispuestos a pelear todos los balones, literalmente: guiados por un  gurú del rugby mientras calentaban, se nos vinieron haciendo desarrollo para nuestro campo a mitad de calentamiento “es que hemos cambiado el campo en el sorteo” decía el enterao mientras sacábamos delante de sus chicos una touche a Oli, para no levantar sospechas… por no discutir frente a esta descortés invasión, nos fuimos para el otro campo donde esperamos el inicio del encuentro.

Y raro fue el comienzo: con fuerte viento a favor, empezamos recibiendo y yendo a jugar a su campo a base de fases y abriendo balones a la mano, con roturas de Marcial  Van Staden y buenos apoyos del resto de la ¾, con Dani repartiendo juego. Indudablemente, jugar con Medio Melé tiene sus ventajas. Lo echábamos de menos.

Pudo ser por la cantidad de entrenadores, técnicos y todo tipo de encargaos que había en la alineación y fuera de ella o porque el frio quita la modorra, pero en lugar de recibir un par de ensayos en contra as usual, en el minuto cuatro abríamos el marcador de delantera con un primer ensayo (PPpili), que fue seguido regularmente por cinco más a lo largo del primer tiempo, (Ignacio, Oliver el retornado, Javi León, Jose Luis el Arandino y Nacho Monter), todo ello ante el asombro de nuestros incondicionales que veían como Dani y Chupao repartían incansablemente balones que eran aprovechados por Lodie para romper la defensa contraria y descargar –como dicen los modernos-  generosamente el balón en los apoyos. Toda la ¾ mojó, de una manera u otra. Menos Lodie. 

En la delantera dominábamos bien las melés, nos repartíamos la touche entreveradas con ráfagas de viento y montábamos potentes maul que el contrario no podía detener, con lo que dábamos la impresión de tener el partido totalmente controlado.

Pese a nuestro claro dominio, los Canteros consiguieron dos marcas transformadas la primera por un despiste en defensa de la ¾ y la segunda concretando una serie de ataques frente a nuestra delantera con sucesivos golpes apenas a cinco metros. Así llegamos al descanso con un contundente 34-14 que, por el juego desarrollado parecía dejarlo todo sentenciado.

Los cambios se hicieron como Dios manda: en el descanso y a zurumbullón, nada de cambios tácticos ni reservar jugadores para la Copa, saliendo Miguel MM por Maura, Edu Burgos por Paolo, Manodepiedra por Oliver, Perico por Juan Rodrigo y Chema Guio por Theodore. Previamente había salido Ignacio Fuster, sustituido por Angelote por amago de lesión. Renovadas nuestras filas reanudamos el partido y todo parecía seguir con el mismo guion: ganábamos de 20 y un ensayo transformado de Dani a poco de la reanudación y otro de Monter parecían establecer una distancia insalvable de 32 puntos.

Sin embargo los de Colmenar siempre peleones se nos vinieron arriba: aunque nuestra línea placaba bastante y bien, consiguieron un par de buenas jugadas y apoyados en el fuerte viento a favor y en saques rápidos de golpe (que hicimos unos cuantos) desarrollaron los mejores momentos de su juego,  consiguiendo tres ensayos transformados en apenas un ratito: de nuevo, como en Aranda, nos hacían 21 puntos en un abrir y cerrar de ojos, lo que era raro raro teniendo en cuenta la finura con la que estaba trabajando nuestra defensa.

 Los de Colmenar se ponían a once puntos, con diez minutos por delante, enrabietados y oliendo sangre… “¡¡A ver si la vamos a cagar al final!!”, se dejó oír en la grada cuando íbamos a sacar de centro tras el tercer ensayo. Donde hay confianza, da gusto, creo que dice el refrán.

 Aunque en la grada se mascaba la tragedia, no había motivos reales en el campo para que el asunto se torciera: bastaba con pillar el balón y que jugásemos juntitos. El problema no era lo de juntarse, que somos gregarios cantidaz, sino lo de recuperar la bola, que ya sabemos que lo de sacar de centro nos perjudica seriamente la salud. Rafuto haciendo de aguaó improvisado repetía la consigna entre los delanteros como un mantra “jugad juntitos, jugad juntitoooooos”

 Calmados los supuestos nervios por tan razonables reflexiones, una buena presión de la ¾  en el saque de centro forzó el avant de los canteros y tras la correspondiente melé pudimos desarrollar nuestro juego de contacto, roturas cerca, largos maul y demás ingredientes del rugby finisecular que nos caracteriza, restableciendo el orden natural del partido, y “jugando juntitooooos” terminamos en su zona de marca con posterior melé a cinco y ensayo (de El Bostoniano, dice el acta, yo no lo vi) trasformado por el Chupao que fijó el capicúa final 5335 en el marcador.

 Tras su saque, conservamos la posesión y seguimos a lo nuestro y los dos o tres últimos minutos se nos fueron en atender al talonador contrario que intentó placar a Manodepiedra y recibió un raffut un tanto cuestionable para algunos  al que nada objetó el colegiado.

 Y con el pasillo y las fotos, nos fuimos para el vestuario y disfrutamos de las birras y el hornazo de Javi León, pero sin su presencia: se marchó en el descanso para  celebrar con la familia el 90 cumpleaños de su mamá política… parece ser que dejó su casa a las 9 de la mañana, cargado con la bolsa y la nevera y con el clásico “voy a por churros”.  ¡¡Olé tus huevos, Theodore!!

Unas lentejas gloriosas con abundante tropezón mixto oreja/panceta preparadas por los Caza y los minis de Don Casimiro Mahou (a falta de Luís Álvarez), completaron un tercer tiempo en el que nos quedamos solos con sorprendente rapidez, al abandonarnos los canteros tras cumplir muy someramente el trámite. Parece que perdían el bus.

 Y con el sol peleando por salir a saludar, el viento de la sierra arreciando y la imagen de Lodie en chanclas y shorts con una tirita en cada rodilla, cerramos la primera Fase de la Liga, con seis de doce partidos ganados, cinco perdidos y uno medio pensionista, que no es que importe mucho, pero mola.

 Una semana de descanso y empezamos la fase final en el competitivo Grupo de Descenso con ocho partiditos hasta mitad de abril; buena oportunidad para que terminen de recuperarse los muchos habituales del Glorioso tocados o lesionados y puedan disfrutar de otro poquito de rugby con amigos, que nuestra media de edad se resiente: este sábado apenas sería de 44 años, una vergüenza.

 Eso sí, capicúa.

 Salud camaradas.

 PPpili