Rugby Aranda MAVIC 56
Glorioso D de Industriales 24

Intenso y disputado partido el que se jugó entre nuestros chicos del Glorioso y los del  Rugby Aranda en el Estadio Virgen de las Viñas de la acogedora ciudad ribereña, en la mañana del pasado sábado, 26 de enero.

Apasionante se presentaba el encuentro ya que  los contrarios son  los líderes casi invictos de la prestigiosa 3ª categoría, grupo B de la Regional Madrileña y dada nuestra afición a la epopeya, a lo dramático y a lo homérico, cabía esperar alguna gesta inmarcesible que cambiara el signo de la Historia y nos hiciera entrar –una vez más- en la Leyenda.

Atraídos por tales expectativas y por su descocado amor por el vistoso rugby del Glorioso, un numeroso grupo de incondicionales integraron la convocatoria de supporters  (AGM, Lorry, ProstiHansito, Alex Iglesias, Tucu, el infalible “peseto loco” Duch, Germán Morly e Íñigo Potter) que se desplazó con los jugadores  y,  aunque en lo deportivo la gesta se les atragantó, en la ingesta tuvieron mejor suerte pudiendo degustar una completa selección de caldos de la Rivera, acompasando la cata al ritmo del partido. Dicen que el combustible (la penúltima de Mauro) les llegó hasta el minuto 70 y quizá esto explique el bajón de nuestro juego en la recta final del encuentro. Cosas más raras se han visto.

Pero empecemos por el principio: La cita era en el Cantizal a las 8 de la mañana de lo que podría ser un sábado cualquiera del mes de enero, que en todos nos ha tocado jugar, pero desde las 7:45 estaba Potter esperándonos a pie de bus: para evitar las tentaciones del sábado noche se vino de supotter a Aranda, a modo de concentración pre partido, lo que le permitió hacer un excelente papel el domingo con el A contra Marbella. Una máquina.

Apenas a las 8:20, tras despachar los churros y porras con chocolate comprometidos por este cronista y después de que Luís Spity (solo ante el peligro por incomparecencia familiar anunciada de Borrull) comprobara la convocatoria según se accedía al autobús, partimos camino de tierras burgalesas; un rato después, sin coronar aún Somosierra y por gentileza del Doctor Soria, volvíamos a desayunar: selección de bollería fina y sándwich mixto irreprochables, regados con colacao. Sin más incidencia que alguna mano suelta entre los más espabilaos de la expedición, nos plantamos a la orillita del Duero entre la niebla apenas a las 10:30 de la mañana.

La convocatoria (la de jugar) la integraban Miguel MM, Javi Theodore, PPpili, Perico Ruiz, Chucho, Fernando Koala, Don Paolo © y Manodepiedra Salas en la delantera presuntamente dirigidos por Nacho Monter; Chupao de apertura, con Pablo Maura y Guillermo Bean  de centros, José Luís Martín “el arandino” y Pablo Majorero de alas, con Peri  Thiebaut de arrier; en el banquillo de los ansiosos, Carlitos la fiera Peña, Jorge Chino y Juan “soy más de pasta que de cordero” Rodrigo esperaban al sol del mediodía su oportunidad.

Muchas bajas respecto a las alineaciones más habituales por compromisos varios y lesiones, además de la reciente sanción de Mivicen: este principio de año sabático –tres de tres y el que viene también- está causando estragos en las convocatorias; pese a todo, aunque cortita en número resultaba bastante compensada entre experiencia de unos  y la juventud de otros con apenas 40 años de promedio; enfrente, un equipo con peso y fuerza delante y rápidos a la mano, promediando los 30 y pocos y con más experiencia y juego que el año pasado como acredita su clasificación en la liga.

Abrió la mañana y empezó el partido o viceversa: nosotros intentando jugar de delantera y mantener la posesión de nuestros balones, bien digeridos por Monter que como Medio de Melé se comió muchos de ellos, mientras que Aranda jugaba con mucha intensidad en todas las líneas, presionando mucho en defensa, consiguiendo recuperaciones en contraruck, fase en las que estuvieron más vivillos: dos ataques que no pudimos defender les permitió abrir y ampliar el marcador y situarse 14-0 en apenas diez minutos, a lo que se unió la lesión de Javi León en una melé hundida por el contrario –sustituido por la fiera Peña- y la de Maura –cambio de sangre por el Chinorri- con una brecha en la ceja. Parecía que pintaban bastos.

Sería porque calentaba el sol o porque la idea no era sólo ir a comer cordero, pero nos fuimos sacudiendo la caraja del madrugón y del viaje y empezamos a mejorar: Monter se implicaba en el juego de delantera y eso permitió que nuestra ¾ también recibiera algunos balones aunque Chupao tuviera que ir a recogerlos del ruck: consolidamos nuestro dominio en las fases estáticas del juego, con una muy buena melé que dominaba frente a un paquete aún más pesado que el nuestro y la seguridad de Chucho (no por reiterada menos sorprendente) en la touch corta, con el apoyo en la media del Koala que se estrenaba en el cielo burgalés como émulo del Cateto volador.

Así, entramos en una fase de larga posesión que nos llevó a una touche en su 22 que acabamos perdiendo en un adelantado y a la consiguiente melé contraria apenas a 10 metro de su línea de marca, en la que demostramos nuestra superioridad en esta fase: robamos talonando con Peña y, empujamos ordenaditos hasta su zona de marca,  estando Monter atento a ensayar entre los pies de Pepe Salas.

Este dominio en el juego estático se completó con un magnífico recital en defensa, con inmensos placajes a cargo de toda la ¾, (Maura placando de oído, por el vendaje de la ceja) de manera que llegamos al descanso con una nueva marca de Monter (esta más en su estilo) y otro de los contrarios al borde del descanso lo que nos dejaba sólo un ensayo y pico por debajo en el marcador.

Entraron el Chinorris por Guillermo Bean y Juanito Rodrigo por Chucho y la segunda parte empezó como la primera: dos despistes propios convertidos en ensayos de los contrarios en los cinco primeros minutos servían para marcar distancias, pero no para desanimarnos: con el dominio y recuperación de balones en la melé, igualdad en el saque de lateral, y buena defensa de nuestra ¾ nos fuimos a jugar a su campo durante casi media hora, demostrando los arandinos que no estaban dispuestos a dejarnos entrar con facilidad: se sucedieron agrupamientos, golpes y melés en su zona de peligro, con roturas de delantera e intentos de apertura, e incluso una roja directa a su 12 por placar alto de forma reiterada, terminando por concretar nuestros esfuerzos en dos ensayos (otro de Monter, de nuevo a su estilo) y , el cuarto para el bonus ofensivo de Chupao, en una jugada en la que participó casi toda nuestra línea jugando en su 22, implicando a su defensa con percusiones de José Luís, Maura y Peri, hasta conseguir crear superioridad en el ala, muy bien resuelta por Lorenzo y mejor inmortalizada por nuestro fotógrafo residente, Alex Iglesias.

Transformó los dos ensayos Peri Thiebaut y nos pusimos muy cerquita, como a diez u once puntos, pero, en ese momento se acabó el vino en la grada y algo debimos notar en el campo pues en esos minutos finales el contrario nos hizo tres marcas bajo palos en jugadas a la mano, las tres transformadas. Una pena.

Estos 21 puntos del tirón (se dice pronto) nos llevaron al  56-24 final, resultado quizá demasiado duro para lo visto en el campo, pero en todo caso justo.

Terminamos el partido muy satisfechos por el buen juego desarrollado (o eso nos dijeron los de la grada, quizá influidos por la ingesta) y tras inmortalizar el momento con un recuerdo fotográfico a nuestros mentores, nos metimos al vestuario donde una vez más Javi León nos agasajó con doble ración de hornazo y litronas de Mahou fresquitas, mientras empezaba a ensayar la frase “son sólo agujetas” para explicar la inmovilidad de su cuello ante la autoridad competente. Militar, por supuesto.

Y de Las Viñas nos fuimos a las bodegas, cruzando Aranda en un agradable paseo, hasta llegar a la cueva de este año, donde degustamos ricos entrantes, ensalada y lechazo, como manda la –reciente- tradición en estas visitas, acompañados con cerveza fría y vinitos mejorables; tan centrados estuvimos en el asunto que nadie reparó casi hasta el final en que Theodore y Maura, asistidos por el Chupao se habían dirigido al Hospital para intentar aliviar sus cuitas: imprudente decisión impropia de experimentados rugbiers, anteponiendo la evaluación de sus lesiones al disfrute del menú; no consiguieron ni lo uno ni lo otro: desistieron de las urgencias tras esperar un buen rato y apenas rebañaron del lechazo: no queda claro si telecordero se quedó corto o si algún cuarto se perdió a lo largo de la mesa, mientras entonábamos distintas canciones populares, pero al menos pudieron catar los entrantes y la pasta que los arandinos habían dispuesto.

Como el año pasado, cerramos nuestra visita parando en Torremilanos, para pasear por sus jardines y bodega al sol del atardecer y conocer su famosa biblioteca heredera de antiguas tradiciones monásticas; Potter, siempre responsable, prefirió quedarse en el autobús concentrado para el domingo. Entre explicaciones sobre plantas medicinales y el estudio de los mejores manuscritos se nos alargó un poquito la visita hasta que arreados por Chucho y tras arrancar a los más remolones del scriptorium de esta emblemática bodega, conseguimos embarcar en el bus.

Un café de aldea gallega con pastas, gentileza del infalible Duch, y algún refresco de gasolinera parecido al liqüido rojo de tiempos remotos, completó nuestra hidratación y  nos hizo más corto y entretenido el retorno a las Rozas donde llegamos sobre las 21:30 horas, entre amables conversaciones sobre la actualidad social y educados comentarios sobre lo bien que el Chino canta por jesulín, sin que haya mucho más que reseñar.

En fin, un sábado cualquiera. 

Salud camaradas.

PPpili