“El rugby enseña y educa desde pequeño, hasta convertirse en una filosofía de vida”
Rafa Pascual ha sido el mejor jugador de voleibol español de todos los tiempos (y dentro del Top 50 de deportistas de toda la historia), internacional en más de 500 ocasiones, Campeón de Europa, olímpico en Barcelona y Sydney… ahora es un asiduo de las gradas de El Cantizal donde sigue con especial atención los partidos de nuestra cantera. En esta entrevista nos habla de la retirada de los deportistas, su experiencia internacional, los valores del rugby, el éxito del deporte español tras los JJOO del 92…
Tu hijo Pablo es tres cuartos del equipo alevín de Indus; ¿por qué elegisteis el balón oval en lugar del ‘Mikasa’? ¿Conocías algo del rugby antes?
Sí que lo conocía: mi hermano mayor y el pequeño jugaban con el CEU en Cantarranas y alguna vez me dejaron probar en algún entrenamiento (todavía recuerdo a un entrenador gigantesco que había, ¡cómo nos impresionaba!). Pero no viene de ahí nuestro acercamiento: es una decisión que viene de mi hijo. Desde que conoció el rugby, se enganchó a esta filosofía y este ambiente; es un niño muy sociable que aquí rápidamente encontró un sitio en el que disfrutar. Ese es el secreto de convencer a un niño: la diversión. Un niño se tiene que divertir y ese es un trabajo que hace bien el rugby en general e Indus en particular: los padres se acercan y ven un modo de trabajar diferente al de otros deportes.
Las de rugby y voleibol son dos federaciones minoritarias, con éxitos competitivos y crecimiento de fichas, pero son canibalizadas por el todopoderoso fútbol ¿encuentras semejanzas en los valores de ambos deportes?
Lo hablaba hace poco con Ángel Lópéz -que es médico y entrenador de Madrid s18; un chaval encantador con la carrera ya terminada y olímpico a su temprana edad- y le comentaba que encuentro muchas similitudes del rugby actual con los inicios del voleibol: su progresión y dificultades -como la poca profesionalidad, lógica al ser un deporte amateur-.
Como el voley en los 90, el rugby tiene que intentar profesionalizarse al máximo (dirigentes, clubes…) y que haya gente que le dedique su tiempo. El voley lo consiguió: invirtiendo y, sobre todo, pensando todos (federación, afición, deportistas, entrenadores…) en un objetivo común, hacer grande nuestro deporte y conseguir resultados. Pero… para que veis que es facilísimo hacerlo mal, el voleibol está en una situación ahora mismo como la de hace treinta años ¿Por qué? Por no pensar igual y tener los mismos objetivos; es triste, porque el camino estaba hecho y sólo había que mejorarlo.
El rugby está como el voleibol antes de los JJOO de Barcelona: con mucha aceptación, buenos resultados de las selecciones (con el plus del apoyo que se presta al deporte femenino y del que se está aprovechando mucho)… El rugby es un deporte fantástico y tiene que contar con gente que lo ha practicado y que pueda enseñar su filosofía, valores, educación y comportamiento. A pesar de ser amateur ha conseguido cosas que no consiguen los grandes deportes profesionales, que tendrían que aprender del rugby. El rugby enseña y educa desde pequeño hasta convertirse en una filosofía de vida; en eso estamos de acuerdo prácticamente todos los deportistas. Y esa filosofía la comparte el jugador, el padre, la afición, el entrenador, el árbitro…
“Mi consejo para los jóvenes jugadores de ‘Indus’ es que practiquen el rugby con pasión; si lo hacen, les llegará el éxito”
Fuiste uno de los pioneros de nuestro deporte en emigrar a otras ligas (Italia, Francia, Japón, Grecia, Bulgaria, Puerto Rico…) ¿Recomendarías a los jóvenes rugbiers viajar a otros países?
Sin duda; una de las cosas que mayor riqueza me ha proporcionado el voley ha sido viajar. En los primeros años tenía contratos más importantes que me lo impedían, pero al final decidía cada año donde ir; incluso en la misma temporada llegué a jugar en dos países diferentes. Disfruté muchísimo conociendo otras culturas y a tanta gente. Aprendí a ser más tolerante y comprensivo con otras filosofías y aceptarlas, aunque fueran muy distintas. Si puedo, intentaré que hagan lo mismo mis hijos y se lo recomiendo a los que se les brinde la oportunidad. Aunque te tengas que volver, nunca es un fracaso, es un aprendizaje impresionante. Observar cómo se juega otro tipo de rugby, con diferente mentalidad y carácter, y jugarlo con distinta gente, te permitirá aprender el deporte y entender a las personas.
Pudiste vivir en primera persona los Juegos Olímpicos de Barcelona 92, que supuso el cambio definitivo del deporte español y el primer escalón para los éxitos de los Nadales y Gasoles de hoy ¿Cómo ha cambiado nuestro deporte desde entonces?
Es verdad que en los ochenta España no era la potencia que es ahora a nivel deportivo. Pero toda una generación de deportistas y muchos dirigentes -como Samaranch- apostaron por hacer los mejores JJOO de la Historia en Barcelona. Y lo conseguimos, todavía hoy, cuando me encuentro con deportistas que los vivieron en primera persona coinciden en resaltar que fueron los mejores (incluso mejores que los de Sydney, en los que participé, y que fueron espectaculares).
Éramos todos amateur, mis compañeros eran profesores o ingenieros, con familia e hijos, que decidieron concentrarse dieciséis meses con el equipo nacional pidiendo excedencias en su trabajo. El ochenta por ciento de los que participaron, se retiraron después: su objetivo eran los Juegos, no ser profesional.
Ese es el objetivo que debe tener el rugby, tiene el potencial y valores necesarios para convencer a numerosísima gente para acercarse a este deporte; eso sí, todos deben trabajar juntos para intentar llegar a un objetivo común.
El deporte es disfrutar; cuánto mejor eres y más ganas, más te diviertes. El objetivo es competir y pasarlo bien, no intentar llegar rápido y a toda costa. La gente joven, si disfruta, le pondrá ganas y compromiso, que es lo que te lleva al éxito; porque el buen trabajo siempre se paga antes o después. Si lo pasas bien, harás sacrificios y dejarás de ir un día al cine para entrenar; porque lo que te gusta realmente es jugar. A eso se le llama pasión; y si practicas tu deporte con pasión eres feliz -y además tienes amigos ya que es un deporte de equipo- y llegarás al éxito probablemente.
“El deporte te enseña cosas que no te enseña la vida y que son un valor añadido que te va a ayudar en tu vida profesional”
Como padres de jugadores de Indus, coincidirías con Blanca Fernández-Ochoa en las gradas de El Cantizal ¿Crees que la sociedad olvida pronto a los jugadores retirados?
La situación de Blanca por desgracia es muy común. Todos los deportistas lo pasamos mal al retirarnos; aunque el rugby proviene de una filosofía más universitaria -como dice el dicho de ‘Es un juego de villanos, jugado por caballeros’- y son hombres y mujeres con un nivel culturalmente alto. Esto debe seguir siendo así.
En el deporte americano, modelo a seguir, se valora a los que tienen talento -ya sea música, arte, baile o deporte- para que puedan compaginarlo fácilmente con los estudios y consigan ser gente de provecho sin abandonar su potencial.
Con o sin dinero, con o sin trabajo, retirarse siempre es duro. Hay que volver al mundo real y ponerse un traje, es un problema que hemos tenido todos los deportistas; muchos necesitan ayuda para entender que la carrera del deporte tiene caducidad temprana y que diez años pasan muy rápido. Hay que empezar a educar pronto a los chavales, que den el máximo, disfruten y lleguen a unas metas, porque llegará un momento en que hay que decir ‘se acabó’.
En ese momento, hay que volver a ser el mejor en otra cosa. Muchos piensan que no pueden llegar a hacerlo, pero tienen que entender que el compromiso y la capacidad de trabajo que has puesto en práctica durante años no lo hace mucha gente. Deben saber que tienen que hacer lo mismo en el mundo empresarial, tienes unos valores que adquiriste de joven y tienes que ponerlos en práctica no con el balón, sino como comercial o profesor. La mentalidad tiene que ser la misma, el deporte te enseña unos valores que no te enseña la vida y que son un valor añadido que te va a ayudar en tu vida profesional. Muchos no entienden que después de la retirada existe otra vida en la que se puede seguir triunfando.
Como Olímpico, Campeón de Europa, más de 500 veces internacional… ¿Qué consejos darías a los jóvenes jugadores de nuestro Club para llegar a lo más alto de su deporte y disfrutar con ello?
El deporte es disfrutar; cuánto mejor eres y más ganas, más te diviertes. El objetivo es competir y pasarlo bien, no intentar llegar rápido y a toda costa. La gente joven, si disfruta, le pondrá ganas y compromiso, que es lo que te lleva al éxito; porque el buen trabajo siempre se paga antes o después. Si lo pasas bien, harás sacrificios y dejarás de ir un día al cine para entrenar; porque lo que te gusta realmente es jugar. A eso se le llama pasión; y si practicas tu deporte con pasión eres feliz -y además tienes amigos ya que es un deporte de equipo- y llegarás al éxito probablemente.